No son pocas las organizaciones criminales que recurren a especialistas que introducen alijos de cocaína en los respiradores subacuáticos de los grandes buques. El español Joaquín Francisco Giménez de 34 años, es el que se reconoce como el Aquaman del crimen, y había ganado cierta notoriedad y fama en el tráfico de drogas. Si quieres conocer más noticias internacionales sobre drogas, te invito a que sigas leyendo nuestra web.
Este buceador profesional, era capaz de introducir a la perfección fardos de droga en enormes mercantes, accediendo a su interior desde las profundidades. Este buzo fue detenido hace tan solo unos cuantos días, el pasado 11 de enero, por la Policía Federal de Brasil.
Esto después de que había colaborado con el envío de cocaína a Europa con distintas organizaciones en ese país.
Los datos que aporta la policía brasileña
Según lo que ha comunicado la Policía Federal, el hombre fue contratado por la pandilla de Marcos Camacho, que era un traficante local para coordinar el envío de cocaína a Europa. Este hombre logró escapar de Espíritu Santo, pero fue detenido el 11 de enero en Guarujá.
Los policías fueron alertados por la presencia de un cargamento de cocaína en esa región, y al presentarse en el puerto lo descubrieron in fraganti. El hombre vestía su traje de neopreno y está listo para lanzarse al agua. Por ahora los agentes de la policía tratan de averiguar si logró embarcar la droga en los navíos o no.
Una técnica muy compleja
Este es un procedimiento mediante el cual los buzos profesionales introducen alijos de coca en los respiraderos subacuáticos de estas grandes naves. Bajo el agua, se encargan de infiltrar los paquetes, para que la mercancía no sea rastreada antes de que la introduzcan en la embarcación.
Para localizarlos les colocan un GPS o una baliza, para que se pueda realizar el seguimiento del envío. Una vez en el puerto, los buzos retiran la mercancía con discreción de la misma forma, sumergidos bajo las aguas del puerto.
Joaquín Francisco actuaba por la zona de Vitoria que es la capital de Espíritu Santo, en el sureste de Brasil. Contaba con todas las herramientas adecuadas, y tenía un equipo razonable, y un gran conocimiento para hacer las inmersiones.
Actúan al amanecer
Tanto los traficantes como los expertos en la materia suelen actuar al amanecer, en especial porque a esa hora del día la visibilidad todavía es baja y el mar está en calma. Gracias a esta oscuridad, no se puede advertir los movimientos bajo el agua turbia, y es como trabajaba el buzo español.
Primero se sumergen para localizar el respirador subacuático, que es a través del cual se introduce el agua que mueve tanto los generadores del barco como los motores. Estos también sirven para las labores de refrigeración, y tienen una rejilla para evitar que entren objetos de gran tamaño.
El buzo español fue enviado a prisión por el juez, y por ahora se encuentra pendiente de prestar la declaración al respecto.